lunes, 25 de abril de 2011

GATO BLANCO























Hoy he visto un gato encima del tejado,
buscando la paz de la luna,
jugando con una de sus siete vidas,
destellando luminosidad.
Plateado como el metal,
con sus ojos me ha iluminado
y me ha devuelto al pasado.
Con toda esa luz envolvente
me ha enseñado el vacío en su alma,
su condición indigente,
su inclinación demente,
su ilusión hecha pedazos,
la sensación ineludible
de una quietud incipiente,
de una calma que se juzga ausente,
amando las hojas en blanco,
pintando con tinta elocuente,
el flujo del instinto al espacio inmaculado,
confiándome su demencia,
diciéndome que todo está en su mente,
que el peso que lleva es ganado,
que más cuesta el moldeado que la concepción,
que más pesa la nube con agua,
que le gusta la lluvia sin sol
y la noche jugando  en su sillón,
que no le gustan los límites ni las estupideces,
que la soledad no le incomoda,
que las tinieblas son su emoción,
la fuente de su independencia,
su potencial y su don.
Hoy he visto un gato plateado encima del tejado,
y me ha devuelto al pasado
imaginándome hoy.